Estamos atemorizados. Así comienza la conversación con Karen Pérez, pareja de Héctor Cáceres, quien perdió la vida el 2 de septiembre de 2020, en la feria ubicada en el conocido Parque Tres Poniente de Maipú, debido a una agresión con arma blanca de su propiedad y que tenía para la venta.
El malogrado padre de familia y pareja de Karen Pérez comenzó a trabajar en la feria como “colero”, en el mes de mayo aproximadamente, después de haber quedado cesante como resultado de la pandemia.
Al verse sin trabajo, sin ingresos para sostener a su familia y con poco dinero decidió trabajar de colero en la feria, donde comenzó a vender diferentes artículos.
Sin embargo, cuando pudo recibir el 10% de la AFP, invirtió el dinero en artículos de cocina, tablas para picar, ralladores y cuchillos cocineros para ampliar algo más sus ventas.
“Estaba contento con la inversión que había hecho. Sabía que le podía ir mejor y así nada les faltaría a sus niñas”, afirma a Capital Poniente, el hermano de la víctima.
El 2 de septiembre se levantó muy temprano y salió de su casa con dirección al área donde se instalan los “coleros” para marcar su puesto y luego ofrecer sus productos.
Esta rutina la repetía día a día, semana a semana junto a su pareja y sin mayores problemas. Pero, el 2 de septiembre cambió la vida de todo su grupo familiar.
A las 19:20 hrs., aproximadamente, un hombre, que antes se había instalado en el puesto del lado de Cáceres, comenzó a discutir fuertemente porque quería disputarle el espacio.
La discusión comenzó a subir de tono debido a que Cáceres señalaba que él había llegado temprano a marcar su puesto para ese día.
Al no ceder su espacio, el hombre, que hasta la fecha aún no ha sido identificado, tomó uno de los cuchillos que Héctor Cáceres tenía a la venta y, desatando su furia, apuñaló en la zona toráxica a Cáceres.
La pareja de Héctor, Karen Pérez, intentó intervenir y también recibió un corte profundo en su mano, entre el dedo pulgar e índice, provocándole daño en el tendón.
La tragedia ya estaba desatada.
El dolor, la falta de apoyo y un homicida a la fuga
Gente gritando, Héctor Cáceres en el suelo ensangrentado, su pareja con el corte profundo en su mano intentando buscar apoyo para trasladar rápidamente a su compañero de vida al Hospital El Carmen de Maipú, pensando en que podría salvarle la vida, pero, la ambulancia no llegaba.
Los vecinos de la feria impactados lo subieron a su vehículo, pero ninguno pudo conducir.
Karen, entiende que muchos no pudieron por el estado nervioso en que se encontraban y otros, seguramente, muy asustados no sabían qué hacer.
Al lugar llegó la Sección de Investigaciones Policiales (SIP) de la 52° Comisaría de Maipú para constatar los hechos.
Luego el reporte fue enviado a la Fiscalía de alta Complejidad Occidente, donde el Fiscal adjunto, Pablo Sabaj, dio la orden de investigar a la brigada de la PDI, sin resultados hasta la fecha.
“Mi pareja estuvo mucho rato botado en el suelo y luego en el auto desangrándose, señala Karen, y cuando, finalmente, pudimos llegar al Hospital, continuaba la pesadilla. Salieron a buscarlo en una silla de ruedas, luego, tuvieron que ir por una camilla y ahí recién lo ingresaron. No pasó mucho rato cuando avisan que había fallecido”, enfatiza Karen, quien se quiebra al recordar.
El homicida arrancó y nadie ha logrado aportar con pruebas contundentes.
Sin embargo, Karen, molesta señala:
“No puede ser que la PDI, deje en mis manos la responsabilidad de entregarles al hombre que asesinó a mi pareja. Me piden el nombre, el pseudónimo, si alguien tiene fotos o algún antecedente. Me parece una falta de criterio, de respeto y, por cierto, falta de humanidad. Yo no puedo estar haciendo el trabajo que a ellos les corresponde”.
No hay pistas del responsable del asesinato de Héctor Cáceres. Lo único que se sabe es que el delincuente debe tener, al menos, 40 años y la prueba hasta hoy es la imagen captada por una cámara, cuando corría arrancando del lugar.
“No puedo creer que una investigación no arroje ningún resultado y este hombre esté libre y nosotros atemorizados”.
Ítalo Cáceres, hermano de Héctor, asegura que “esto ha afectado mucho más allá de la pérdida de su hermano.
“Han perdido la tranquilidad para salir de la casa. Sus padres ya no pueden más del dolor, sus sobrinas están siendo muy apoyadas por ambas familias, su cuñada también, pero, no es suficiente cuando sabemos que el hombre está caminando libre por las calles. El temor, también se ha apoderado de los vecinos del sector”, agrega.
La familia de Héctor Cáceres ha recibido muy poco apoyo desde el gobierno local.
Para Karen Pérez “la municipalidad aparece para la foto. No nos han apoyado en nada. Mis hijas no cuentan con asistencia psicológica. Cuando me visitaron del Departamento de Urgencia Social (DUS), me dijeron usted se ve bien, así es que no necesita psicólogo”.
“O sea, debería estar botada en el suelo, llorando sin parar, que se notara que este es un proceso muy doloroso, no sé… no entiendo la observación que hacen porque estoy destruida, pero, debo tener -como sea y de donde sea- fuerzas para sacar adelante a mis hijas”, expresa.
Karen Pérez, pareja de Héctor: la vida sigue a pesar de todo

Karen Pérez, ha continuado trabajando como colera en la feria de Tres Poniente, en tanto los abuelos paternos y maternos se van turnando para cuidar a las menores.
Independiente de lo que pase, la vida continúa y hay que seguir trabajando, la pobreza y las necesidades no dan tregua.
¿Cómo sigue la vida y tu familia después de lo que pasó?
Mis hijas están bien protegidas, cuidadas y queridas por ambas familias y eso lo agradezco mucho. Pero, yo sé que necesitan elaborar de otra manera, también, la pérdida de su padre, no tienen terapias y yo no tengo cómo pagar el tratamiento para las dos.
¿Cómo estás viviendo el duelo? ¿Cuándo lloras?
El duelo está pospuesto porque he tenido que seguir trabajando en la feria o en el persa, y, también, haciendo trámites. Ha sido muy complicado, por ejemplo, realizar el segundo retiro del 10% de la AFP de mi pareja porque nosotros convivíamos. Trato de no llorar, pero, cuando lo hago es a escondidas, en el baño y cuando mis hijas están durmiendo. Es triste, pero, tengo que ser fuerte para que ellas no se sientan más mal, para que no estén preocupadas y pasándolo peor.
¿Qué trámites son los que te han dado más problemas?
Todos diría yo, pero, lograr sacar la pensión de sobrevivencia de mis hijas ha sido tremendo. Me piden mil papeles, certificados, etc. Por ejemplo, me piden certificado de soltería y, para ello, primero, debo pagar porque debe ser un certificado notarial.
Pero, también, para ese trámite debo llevar dos testigos y ellos no pueden ser mis padres, por ejemplo, tienen que ser personas ajenas a la familia. ¡Es absurdo!
¿Qué sientes hoy con todo lo que te ha pasado?
Tristeza, rabia, incertidumbre, injusticia. Como dije antes, tengo que trabajar, hacer trámites, preocuparme de mis hijas y hay días que se hace más difícil todo porque también me agoto. No he realizado un duelo de manera normal o más tranquila.
¿Dijiste que la PDI no ha avanzado en la investigación?
No han avanzado nada. Si yo no los llamo constantemente, ellos tampoco llaman. Hace un poco más de un mes me comuniqué con ellos y me preguntaron si había tenido alguna pista del nombre del tipo que asesinó a mi pareja y que si sabía algo les avisara.
Esto no puede seguir así. Yo necesito justicia por el asesinato de Héctor y, también, por la tranquilidad y la reparación para el futuro de mis hijas.
Siento rabia, mucha rabia, porque hay miles de jóvenes que están presos, arriesgando condenas súper altas por las manifestaciones, las protestas donde ellos exigían lo que necesitamos todos y a muchos los han condenado a una eternidad, pero, a un asesino ¿al asesino de mi pareja no lo encuentran?
Un grito desesperado para encontrar al asesino

Karen Pérez ha estado haciendo los trámites en la AFP donde Héctor Cáceres tenía sus escasos fondos de pensión. La desilusión y desesperación es que la cantidad que le entregarán por cada una de sus hijas es de $40 mil pesos, porque la AFP calcula que las niñas estudiarán hasta los 24 años.
Héctor tenía sólo 8 millones de pesos en la AFP y Karen está consciente que no es mucho, pero no ha podido hacer efectivo el retiro del segundo 10% y, además, quieren entregarle una pensión de sobrevivencia que no alcanza para nada. “¡Son dos niñas las que tengo! He tratado de que me entreguen todos los fondos, porque con ese dinero podría hacer un negocio, algo más que me permita sostener de mejor manera a mis hijas”, sostiene.
Karen estaba estudiando Técnico en Construcción en el DUOC. Ya estaba en el último semestre y me quedaba hacer el ‘Portafolio de Título’, es decir, desarrollar un proyecto completo para obtener el título, pero, tuvo que congelar porque llegó la cesantía, la pandemia y no le alcanzaba el dinero para pagar 100 mil pesos por la matrícula y la mensualidad de 180 mil pesos.
“Si tuviera ese dinero, terminaría mis estudios y podría trabajar en la construcción. Tengo experiencia en el rubro porque he trabajado con mi papá y con mi hermano y, así, podría darles una mejor vida a mis hijas, pero, la AFP no considera las necesidades reales de las personas. ellos calculan sobre la base de lo que les conviene y uno debe recibir una miseria”
Un hombre trabajador, responsable, divertido, amable y muy querido por sus vecinos y colocolino. Al momento de su deceso, Héctor contaba con 32 años y a 19 días de cumplir los 33 años de vida.
Su familia lo llamaba “Dany” y por ese nombre, también, era conocido en el barrio. Jugaba a la pelota y bailaba folclore. Era un hombre bueno, tranquilo, amigo de todo el mundo”.
Su risa era muy particular, señala Ítalo Cáceres, hermano de Héctor.
“Cuando iba a visitar a mis padres, sabíamos que estaba más o menos cerca porque su risa, fuerte y burlesca se escuchaba desde la calle”.
Amigos y vecinos y una cantidad importante de personas que lo conocían y recuerdan con cariño, levantaron una gruta en la zona donde a Héctor Cáceres le arrebataron la vida.
Karen Pérez, hoy pide ayuda de sus vecinos, de los compañeros coleros de la feria situada en la Plaza Tres Poniente.
“Mucha gente lo ubica, quizá no eran amigos, pero, lo ubican y yo lo único que pido es que me digan el nombre, el seudónimo, lo que sea para dar con su paradero. Este hombre debe tener 40 años o un poco más, usa un gorro de lana, mediana estatura”, nos cuenta.
Lo último que supe es que estaba escondido en La Farfana y, aunque siento temor, me veo en la obligación de ir a darme vueltas por allá para ver si puedo encontrar alguna pista”.


¿Te gustó esta nota?
Ayúdanos a seguir escribiendo noticias, reportajes y denuncias como éstas en las comuna del Poniente de la Capital.